La dejación de armas de las FARC: incertidumbre y retrasos

Razon Publica

6 de Março

Avance entre problemas

A pesar de los problemas técnicos, de infraestructura y de adecuación que se han visto en el proceso de reincorporación de las FARC a la vida civil, el proceso ha continuado y el pasado miércoles 1º de marzo se dio comienzo oficial a la dejación de armas del grupo guerrillero.

Hay que tener en cuenta que este no es desarme ni una entrega de armas: es una dejación. En este caso no se tendrá la usual foto de entrega de armas, porque así se establecieron los términos de la negociación. Esto no quiere decir que este no sea un hito sin precedentes que muestra el compromiso de las FARC con su reintegración a la vida civil. Además, el que las fechas se hayan mantenido a pesar de los inconvenientes le da legitimidad al proceso.

Pero no se sabe mucho sobre cómo se está dando el proceso o sobre los elementos técnicos de los inventarios, la identificación, registro y recolección y almacenamiento de las armas. De hecho, esta semana apenas empezaron la identificación y registro, un proceso que debió realizarse desde el mismo momento del ingreso de los integrantes de las FARC a las zonas de concentración.

Además, la recolección y almacenamiento se han limitado a las armas de integrantes de las FARC que pertenecen al mecanismo de monitoreo y verificación, y solamente se inició la planeación de la destrucción del armamento inestable, un proceso que ya debería haber culminado. Sin embargo, no se tiene conocimiento del inventario de las armas que han debido entregar las FARC ni se tiene información sobre las armas de los milicianos.

¿En que consiste la dejación de armas?

El punto 3 del Acuerdo Final incluye una propuesta de desarme secuencial y con plazos concretos. La verificación de los términos y las garantías de la dejación de armas está a cargo del Componente Internacional del Mecanismo de Monitoreo y Verificación (CI-MM&V). Esta es una Misión política conformada por 450 observadores no armados de la ONU, integrada principalmente por ciudadanos de países miembros de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).

La dejación de armas se define en el Acuerdo como “un procedimiento técnico, trazable y verificable mediante el cual la Organización de Naciones Unidas (ONU) recibe la totalidad del armamento de las FARC-EP para destinarlo a la construcción de tres monumentos”. Las fases de este proceso se definieron de la siguiente manera:

Primera fase: Día D (diciembre 1, cuando el Acuerdo fue ratificado por el Congreso) + 90 días: entrega del 30 por ciento del armamento (marzo 1),
Segunda fase: Día D + 120 días: 30 por ciento del armamento (mayo 1),
Tercera fase: Día D + 150 días: el 40 por ciento restante. Y para el 29 de mayo las FARC habrán entregado todas las armas reportadas.
Como se indicó, este miércoles 1º de marzo comenzó el proceso de dejación de armas. Sin embargo, este se ha apartado de lo previsto en el Acuerdo Final y en lugar de avanzar con la recolección y almacenamiento, apenas se dio inicio a la identificación y registro.

La recolección y almacenamiento se limitaron a las armas de los miembros de las FARC que forman parte del mecanismo de monitoreo y verificación y de los que van a salir de los campamentos a cumplir labores de pedagogía de paz. Esto se aleja de lo acordado, que era que en la primera etapa debía darse la entrega del primer 30 por ciento de las armas. Si hasta el momento se han entregado 322 armas, la totalidad sería de un poco mas de mil.

También empezaron la planificación y destrucción del armamento inestable. Pero en el Acuerdo se estipulaba que para esta fecha ya debía haber avances en este proceso.

El proceso de dejación de armas de las FARC se inició después del Día D. En ese momento los integrantes de este grupo guerrillero marcharon hacia las zonas de concentración con su armamento individual. Según el texto del Acuerdo Final estas armas estarían sujetas al control del mecanismo de verificación y tendían que haber sido identificadas y registradas durante este tiempo.

Pero hasta el momento solo se ha llevado a cabo un caso de destrucción de material inestable en los lugares previamente identificados por las FARC (caletas): la destrucción de explosivos en los Llanos del Yarí en septiembre de 2016. Y también se retrasaron la identificación, registro y almacenamiento de las armas individuales de los miembros de las FARC, el cual debió iniciarse hace tres meses.

Según el Acuerdo, durante el primer mes del proceso se debería realizar el transporte de:

Las armas de acompañamiento,
El armamento de las milicias,
Las granadas y municiones.
Sin embargo, no se tiene ninguna información sobre el desarme de los milicianos. De hecho, es una incógnita cuántos milicianos tienen las FARC y cuántos de ellos tienen armas.

¿Qué podemos esperar?

Siguiendo el cronograma, el 29 de mayo las FARC van a ser un grupo completamente desarmado, de acuerdo con el inventario que dieron, es decir, con el arsenal que aseguran tener. Lo que estaba acordado era que el Día D+5 las FARC dieran la información sobre las armas que tienen en su poder. Sin embargo parece que este proceso no se llevó a cabo.

Así las cosas, no se sabe cuál es la cifra total de armas de las FARC y mucho menos cuál es el correspondiente 30 por ciento que debe entregarse en esta etapa. Es fundamental que se resuelva esta situación y que se reporte el inventario de armas de las FARC, incluyendo el armamento de los milicianos.

En septiembre del año pasado, informes de inteligencia reportaron que las FARC podrían tener cerca de 14.000 fusiles y pistolas de acompañamiento, así como 6.000 unidades de otro armamento, incluyendo granadas y morteros. Por su parte, otros cálculos han llegado a estimar cerca de 40.000 armas.

Seguramente estas estimaciones disten de la cifra de la entrega final de las armas, ya que hasta el momento se ha reportado el ingreso de aproximadamente 7.000 personas a las zonas de concentración y no se han tenido datos sobre las milicias. La misión de la ONU indica que actualmente se tienen 52 cajones metálicos reformados, cada uno con capacidad de entre 70 y 100 armas, de modo que inicialmente se espera recibir unas 5.200 armas.

El comienzo de la dejación de armas ha sido denominado por la Misión de la ONU “un avance parcial pero sustantivo” que muestra el compromiso de las partes para seguir con el proceso. Sin embargo se ha resaltado la necesidad de solucionar las complicaciones logísticas para poder dar cumplimiento a lo acordado. Además se necesita mejorar el flujo de información sobre el proceso.

Hay que recordar que solo con la certificación emitida por la ONU después de la entrega de todas las armas las FARC pueden fundar su partido político. Pero parece que siempre quedará en el aire la incertidumbre sobre qué tan completo fue el armamento entregado.

Otro elemento crítico ha sido la recolección de información del armamento, un proceso que apenas esta semana comenzó formalmente. Pese a que se tienen elementos técnicos para garantizar la recolección de información -como códigos de barra adhesivos y una aplicación de escaneo- la recolección se ha limitado a datos básicos como el tipo de arma, calibre y modelo, y se han dejado por fuera datos como estado o número de serie.

Pero es de vital importancia que se recolecte información como el serial de las armas para posteriores análisis sobre el armamento, incluyendo ejercicios de rastreo. Esto serviría para desentrañar los patrones del tráfico de armas en el país. Un estudio del Small Arms Survey reveló que en otros procesos de desarme en el mundo no se han llevado a cabo análisis profundos sobre el origen de cerca de 400.000 armas entregadas entre 1998 y 2008.

Lo que viene

La dejación de armas empezó con retrasos e incumplimientos con respecto al plan trazado en el Acuerdo Final. Sin embargo, el inicio formal de la dejación muestra el compromiso de las FARC con el proceso. Pero es fundamental garantizar la entrega total del armamento.

Riesgos latentes como una entrega incompleta o cualquier posible desvío o robo adquieren mayor gravedad en un contexto como el colombiano, donde aún hay una multiplicidad de actores armados para quienes cualquier disponibilidad de armas es una oportunidad.

Es hora de que el MM&V empiece a dar información sobre el inventario de las armas de las FARC, el estado de las armas recibidas, las armas de los milicianos y los otros datos que permiten dar cuenta del funcionamiento adecuado de los procedimientos y protocolos planteados en el Acuerdo Final.

Esta etapa del proceso es una de las más críticas, pues es la que verdaderamente marca el inicio de la paz con las FARC. En este punto se busca quitar de las manos de los combatientes los instrumentos utilizados durante varias décadas para aterrorizar a la población colombiana.

Por Katherine Aguirre

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