Nuevos Retos y Nuevas Concepciones de la Seguridad en México

Algunos países y regiones en el mundo han visto acumularse durante décadas las evidencias de éxito en las intervenciones encaminadas a construir comunidades seguras y no violentas. Es el caso, por ejemplo, de Europa Central, Estados Unidos y Canadá, donde fluye sin cesar la producción de materiales que sistematizan el aprendizaje acumulado mediante ciclos virtuosos de políticas públicas que rectifican lo que no funciona y reproducen lo que sí. En cambio, en otras regiones y continentes, cual es el caso de África y América Latina y El Caribe, si bien es cierto que también a veces se verifican mejoras relevantes, principalmente en el terreno local, es muy difícil encontrar procesos sostenidos de aprendizaje y cambio positivo que terminen por construir los anhelados casos de éxito, por igual en la reforma institucional y la reconstrucción del tejido social. Muchos y muy complejos factores pueden explicar las asimetrías entre las regiones menos y más inseguras y violentas, pero un aspecto destaca entre muchos otros y es precisamente el enorme margen de diferencia en torno a la inversión de recursos precisamente para formalizar el aprendizaje. Cuando menos para el caso de México –si bien no parece ser muy diferente en buena parte de América Latina, El Caribe y África-, dicha inversión puede calificarse como raquítica. Y ya se sabe, quien no aprende está condenado a repetir los errores.

La iniciativa denominada Diálogos por la Seguridad Ciudadana busca precisamente contrarrestar este pasivo estructural, mediante la discusión, sistematización y diseminación de aprendizajes construidos especialmente ahí donde más extremas han sido las experiencias de inseguridad y violencia. El reto es identificar, muchas veces en medio de la más profunda descomposición institucional y social, dónde hay promesas e incluso éxitos, así sea apenas germinales. El desafío es inspirar nuevas ideas y acciones desde las experiencias, aún marginales, que justamente representan innovación y creatividad.

Son dos las contribuciones que desde México se aportan a los Diálogos por la Seguridad; primero, el reporte de hallazgos, reflexiones y recomendaciones derivadas del encuentro que reunió a cincuenta expertos en la ciudad capital los días 6 y 7 de noviembre de 2014 (¿conviene insertar dirección electrónica del documento?). Segundo, los cuatro textos que aquí se presentan y que agrupan esfuerzos de reconstrucción institucional y social en entornos que abarcan altos y bajos niveles de conflicto.

Dos de las contribuciones narran experiencias asociadas a la reforma policial democrática, ambas aún en estadios tempranos de maduración. Reuniendo la experiencia de intervenciones colaborativas entre sociedad civil, gobiernos municipales e instituciones policiales, Fontecilla y Suárez trazan un camino preciso de política pública hacia la refundación policial, desde una fuerza reactiva, hacia un instrumento de servicio comunitario y vinculación ciudadana. Por su parte, Guzmán y Espriú relatan el contexto, antecedentes e implementación de la primera experiencia institucional puesta en marcha en México de supervisión externa de la policía, a su vez inspirada en la experiencia internacional cimentada en el paradigma de police accountability. Aguilar aborda la importante discusión en torno a los vasos comunicantes y a la vez las fronteras entre la seguridad ciudadana y la reforma penal, y desde ahí relata la experiencia inédita en México y en buena parte de la región de los servicios previos al juicio, mecanismos que, a través de la aplicación de instrumentos técnicos de medición de riesgos, sustituyen el abuso de la prisión preventiva por un proceso profesional y controlado de supervisión para enfrentar el juicio penal en libertad. Muestra la autora evidencias irrefutables de éxito, ya que estos servicios arrojan altos índices de cumplimiento de las medidas de control impuestas sobre quienes son procesados sin recurrir al encierro. Y menos encierro, a su vez, derrama beneficios múltiples por igual hacia el fortalecimiento del derecho a la justicia y a la seguridad.

Monárrez toca las fibras profundas por igual de la tragedia y la esperanza. Primero penetra en el “quebranto inconcluso e irreparable en pérdida de vidas humanas, proyectos de vida, patrimonios y desplazamientos locales e internacionales de miles de ciudadanos”, sucedido en Ciudad Juárez en el contexto de la “guerra contra las drogas”. Luego teje sobre la esperanza a partir de la vivencia transformacional de organizaciones de la sociedad civil cuyas acciones ayudan a recuperar “el derecho al cuerpo, el derecho al espacio y el derecho a ser un sujeto político”, con intervenciones precisas en grupos tales como infancia y jóvenes de barrio, mujeres violentadas y poblaciones desaparecidas.

Los textos apenas son un breve asomo a un número desconocido de esfuerzos oficiales e independientes que en este país emergen y se multiplican, en un entorno en ocasiones profundamente convulsionado por la inseguridad y la violencia. Esfuerzos que, desafortunadamente, pocas veces se ven madurar en el tiempo, habiendo sido incorporados como insumos de aprendizaje formal en políticas públicas modernas que asimilen el paradigma democrático de la seguridad ciudadana. Tal vez una pequeña pero a la vez significativa contribución, la que se intenta mediante la reunión de estas miradas.

Presentación por Ernesto López Portillo

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