Homicidios en América Latina: seamos ambiciosos

Muchas muertes son inevitables. Desastres naturales y enfermedades incurables pueden llevarse vidas inesperadamente. Pero hay una muerte inesperada que puede ser evitada.

América Latina puede y debe ponerse una meta ambiciosa para, de una vez, reducir su tasa de homicidios.

La región es una de las más mortíferas del mundo en cuanto a asesinatos. Tiene el 8% de la población mundial pero contribuye un tercio de todos sus homicidios. Y el problema está empeorando. Si no hacemos nada, calculamos que la tasa regional de homicidios puede pasar de 21 a 35 por cada 100.000 habitantes para 2030. Superaría la actual tasa mundial en siete veces.

Creemos que es posible reducir en 50% la actual tasa de homicidios de América Latina en 10 años. Esto salvará 413.000 vidas. Son vidas que la región no puede darse el lujo de perder.

No será fácil. La paradoja de América Latina y el Caribe es que, a pesar de las mejoras en la gobernanza democrática y la reducción de la pobreza en años recientes, el crimen violento ha seguido en aumento en muchos países y ciudades.

¿Por qué es la violencia tan persistente? Hay varios factores que influyen, entre los cuales destacan cinco.

El principal factor es la inequidad social y económica. Los niveles de pobreza caen pero no así la inequidad. De hecho, 10 de los 15 países más desiguales del planeta se encuentran en la región.

Otro factor es el desempleo juvenil. Casi 13% de los 108 millones de jóvenes entre los 15 y 24 años no tiene empleo en América Latina y el Caribe – una tasa que triplica a la de los adultos. Más de la mitad de aquellos que trabajan lo hacen en la economía informal. Más de 20 millones de jóvenes ni trabajan, ni estudian, y ni están siendo capacitados.

En Brasil, un aumento del 1% en la tasa de desempleo masculino hace aumentar la tasa de homicidios en un 2,1%.

Un factor importante es la debilidad de las instituciones de seguridad y justicia. Instituciones que son corruptas y abusivas gozan de baja confianza ciudadana y abren más espacios a la delincuencia. Las instituciones policiales, judiciales y penales no rinden como deberían: en América Latina, apenas 20 de cada 100 asesinatos resultan en una convicción, frente a 43 de cada 100 a nivel global.

La existencia del crimen organizado es otro factor que empeora el problema, especialmente los carteles de drogas que mueven ingresos anuales estimados en US$330.000 millones al año.

Hay más razones detrás de la excesiva violencia en la región, incluyendo una rápida y desorganizada urbanización en muchas ciudades, la abundancia de armas de fuego, el acceso al alcohol, y las normas sociales que toleran el machismo y la desigualdad de las relaciones de género.

Ahora las buenas noticias

El crimen y la violencia se concentran en lugares y personas específicas. En las grandes ciudades de la región, casi el 80% de los asesinatos ocurren en menos del 2% de sus calles. Los gobiernos deberían enfocar sus recursos limitados en desarrollar soluciones multidimensionales para esos puntos calientes, trabajando junto con el sector privado y las comunidades locales.

Hay soluciones innovadoras que están surgiendo a lo largo y ancho de la región. Las autoridades, los emprendedores y los académicos están experimentando con soluciones basadas en datos y en evidencia bien fundamentada. Las soluciones más exitosas suelen ser multidimensionales – uniendo tácticas policiales inteligentes a programas sociales y económicos para jóvenes en situación de riesgo. Algunos también incluyen la renovación urbana y el transporte público predecible para construir un mejor tejido social.

Para ayudar en este proceso, un consorcio de organizaciones en América Latina está lanzando una nueva campaña para reducir los homicidios con una agenda regional. La meta es reducir la tasa de homicidios en un 50% en 10 años, con un enfoque en siete países con las tasas de homicidios más altas: Brasil, Venezuela, México, Colombia, El Salvador, Honduras y Guatemala. Esto puede salvar 365.000 vidas, muchas de ellas de jóvenes que nos ayudarán a construir una mejor región en el futuro.

El primer paso es empezar una conversación sobre el homicidio y sus causas. Luego, los gobiernos y la sociedad civil necesitan elaborar metas claramente definidas con métricas de éxito. Trabajando con el sector privado, deben priorizar sus inversiones en políticas basadas en evidencia rigurosa. Es la única forma en que América Latina puede, de una vez, terminar con la idea de que los altos índices de homicidios son aceptables y normales.

Por Robert Muggah e Nathalie Alvarado
Artigo de opinião publicado em 29 de setembro, 2016
El País

 

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